TDAH - Déficit de Atención
Alejandro Amigo,
Profesional de la Psicología
Master en Psicología Deportiva
Master en Coaching e Inteligencia Emocional Infantil y Juvenil.
Curso Especialista Universitario en Psicología Positiva.
Curso Especialista Universitario en Estrategias Comunicativas.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una de las alteraciones más frecuentes durante la infancia. De hecho, se estima que en España el 6,8% de los niños lo padece, aunque a nivel mundial afecta a entre el 8% y el 12% de los niños. Los varones suelen ser más propensos a padecer este trastorno, con una incidencia de 2:1, aunque las niñas son las que presentan mas rasgos de inatención.
Básicamente, se trata de una alteración neurobiológica que se origina debido a la conjugación de factores de carácter genético, psicológico y social. De hecho, en la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría esta entidad se ha incluido dentro de los trastornos del desarrollo infantil.
Este trastorno se caracteriza por un patrón persistente de desatención, hiperactividad, impulsividad o inquietud motora que afecta las actividades cotidianas del niño/a. La intensidad de los síntomas suele variar, desde leve y moderado hasta grave. Además, no siempre se manifiestan los mismos problemas, razón por la cual se hace referencia a tres subtipos del trastorno:
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Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con predomino impulsivo-hiperactivo.
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Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con predominio del déficit de atención.
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Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado.
Las causas del TDAH
El TDAH no está determinado por una única causa. Por ejemplo, se conoce que el consumo de sustancias tóxicas durante el embarazo y el bajo peso al nacer pueden actuar como desencadenantes del TDAH. Una dieta infantil rica en grasas y azúcares y un entorno familiar disfuncional también pueden convertirse en detonantes del trastorno.
Sin embargo, no cabe duda de que una de las causas fundamentales de este trastorno es la predisposición genética, responsable de alrededor del 76% de los casos de niños con TDAH. De hecho, se considera que los niños que tienen antecedentes genéticos del trastorno poseen 20 veces más probabilidades de desarrollarlo. Los estudios demuestran que los pequeños cuyos padres y tíos padecen el trastorno, tienen un riesgo mayor de padecerlo. Asimismo, cuando un niño tiene TDAH, existe un 15% de probabilidades de que sus hermanos sanguíneos también padezcan este trastorno y un 25% de que sus padres lo tengan.
Los síntomas del TDAH en niños
Por lo general, a un niño/a con TDAH le delata su comportamiento inquieto, aunque a veces los padres y maestros pueden confundir este trastorno con la intranquilidad o las travesuras propias de la edad. De hecho, todos los niños/as que se muestran intranquilos/as no tienen TDAH, por eso es tan importante que el diagnóstico sea realizado por un profesional. En el Prado Psicólogos realizamos una evaluación exhaustiva para asegurarnos de hacer un diagnóstico correcto, ya que esto es fundamental de cara al tratamiento.
Tu hijo requiere una evaluación si:
Le resulta difícil concentrarse
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No suele prestarle atención a los detalles o comete errores por descuido, tanto en casa como en las actividades escolares.
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Le cuesta prestar atención a los deberes escolares o a los juegos, por lo que suele dejar las tareas sin terminar.
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A menudo parece no escuchar cuando se le habla.
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Le cuesta seguir instrucciones y órdenes, pero generalmente no se trata de desobediencia, sino de despiste.
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Se distrae fácilmente con los estímulos externos.
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No le gusta o evita realizar actividades que requieren un esfuerzo mental sostenido, como las tareas escolares.
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Suele perder objetos como libros, lápices, juguetes…
Se muestra impulsivo
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Al niño/a le cuesta esperar su turno, tanto en una fila como en medio de una conversación.
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Suele interrumpir las actividades de los demás, como por ejemplo cuando están jugando, lo cual suele dar lugar a peleas y conflictos con sus coetáneos.
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Responde antes de que terminen de formularle una pregunta, a menudo sin meditar sus palabras.
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Se frustra con facilidad cuando debe esperar o las cosas no salen como esperaban.
Su comportamiento es hiperactivo
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Se levanta del asiento en situaciones en las que debería estar sentado, como por ejemplo en clase.
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El niño/a se muestra inquieto/a a menudo, moviendo manos y pies.
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Con frecuencia corre o salta en situaciones en las que no es apropiado.
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A menudo actúa “como si tuviera un motor”, está continuamente moviéndose y tocándolo todo.
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Le cuesta jugar tranquilamente.
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Habla en exceso (verborrea) y muestra una gestualidad excesiva.
Las consecuencias de ser un niño hiperactivo
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Bajo rendimiento escolar. El TDAH se ha relacionado con un bajo rendimiento escolar. De hecho, no es extraño que los niños/as que sufren este trastorno tengan problemas en la escuela debido a su constante inatención e hiperactividad. Según han desvelado diferentes estudios, la mayoría de niños que padecen TDAH obtienen bajas calificaciones en los exámenes y en los test de inteligencia, aunque no se trata de un problema intelectual, sino de que le prestan poca atención a los detalles y suelen responder impulsivamente. Muchos de ellos suelen suspender algunas materias ya que olvidan completar sus tareas escolares o porque no las entregan a tiempo.
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Problemas en las relaciones interpersonales. Los niños/as con TDAH suelen tener problemas con sus compañeros de colegio o con los amigos, ya que les cuesta seguir las normas o las reglas de los juegos y las actividades. El hecho de que responsan con impulsividad, a veces de forma agresiva, también contribuye a añadir más leña al fuego. Además, muchos de estos niños/as no cuentan con buenas habilidades sociales, por lo que a veces no saben cómo relacionarse con sus coetáneos y son rechazados o excluidos de los juegos y las actividades grupales.
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Trastornos emocionales. El hecho de sacar bajas calificaciones en la escuela y de ser rechazados por sus compañeros de clase y amigos suele afectar profundamente la autoestima de los niños/as. Si a esto se le suma que los maestros y los padres no siempre saben manejar esta situación y les colocan etiquetas negativas, podemos comprender por qué estos niños/as tienen mayores probabilidades de tener una autoestima baja y mostrar una tendencia a la depresión. Diferentes estudios también han encontrado que estos niños/as tienen un riesgo mayor de desarrollar trastornos de conducta en la adolescencia, como el trastorno antisocial y el trastorno por abuso de sustancias.
Tratamiento del déficit de atención y la hiperactividad
El tratamiento del TDAH se enfoca en atenuar los síntomas y prevenir las consecuencias a corto y largo plazo del trastorno. Generalmente es necesario recurrir a un tratamiento multidisciplinar que incluya tanto la terapia psicológica y la orientación familiar como el uso de fármacos específicos y la intervención pedagógica. La elección del tratamiento dependerá esencialmente de la gravedad del trastorno y de las condiciones psicosociales del niño/a.
Te garantizamos un tratamiento combinado que incluye la terapia psicológica, la intervención psicopedagógica y, en caso de ser necesario, orientación familiar y tratamiento farmacológico.
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Terapia psicológica. El tratamiento psicológico está orientado a equilibrar los aspectos conductuales, emocionales y sociales que se encuentran en la base del trastorno. Para conseguirlo ponemos en práctica un conjunto de técnicas que buscan eliminar los comportamientos disruptivos, establecer límites y desarrollar hábitos productivos en el niño/a. Si es necesario, también podemos recurrir al entrenamiento en habilidades sociales, para enseñarle al pequeño a resolver conflictos de manera asertiva. También aplicaremos técnicas de relajación que le ayuden a controlar la ansiedad y la hiperactividad, así como técnicas para estimular el autocontrol, mejorar la atención y disminuir las respuestas impulsivas.
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Intervención psicopedagógica y orientación familiar. En muchos casos es fundamental la intervención psicopedagógica y la orientación familiar. Se trata de preparar a los padres para que establezcan límites y normas claras en el hogar, así como para que aprendan a planificar de manera detallada las tareas y actividades cotidianas del niño/a. También se trabajan técnicas de estudio que le ayudarán al niño/a a mejorar su rendimiento escolar y se brindan herramientas para que los padres puedan lidiar con los diferentes problemas que pueden surgir en el seno de la familia como consecuencia del trastorno.
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Tratamiento farmacológico. Si los síntomas del TDAH afectan considerablemente el desempeño del niño/a y la dinámica familiar, en ocasiones es necesario recurrir al tratamiento farmacológico. De hecho, se trata de una solución efectiva en el 70% o el 80% de los casos. En el caso de que el psicólogo y los padres decidan conjuntamente la conveniencia de la medicación nuestro psiquiatra valorará el caso y le recetará el medicamento y la dosis más adecuada.
Nos podemos citar en cualquiera de mis sedes de Oviedo, Gijón y Madrid, o cómodamente desde tu casa mediante Videoconferencia.