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Inés Alcol (Psicóloga)

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


Durante muchos años, nadie puso en duda la importancia del cociente intelectual como criterio de excelencia en la vida, pero en los años 90, irrumpió en escena una nueva noción sobre los ingredientes fundamentales del éxito en la vida, la Inteligencia Emocional.

Llamamos Inteligencia Emocional al conjunto de habilidades entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la perseverancia y la capacidad para motivarse a uno mismo.

¿Qué factores entran en juego, cuando personas con un elevado CI no saben qué hacer, mientras que otras, con un modesto o bajo CI, lo hacen sorprendentemente bien? Esa diferencia radica con frecuencia en la inteligencia emocional, pues constituye el vínculo entre los sentimientos, el carácter y los impulsos morales. Quienes se hallan a merced de sus impulsos (carecen de autocontrol) adolecen de una deficiencia moral porque la capacidad de controlar sus impulsos constituye el fundamento mismo de la voluntad y del carácter. Por el mismo motivo, la raíz del altruismo radica en la empatía

¿Qué cambios podemos hacer para que a nuestros hijos les vaya bien en la vida?

La vida familiar es la primera escuela de aprendizaje emocional, es en el crisol doméstico en el que aprendemos a sentirnos a nosotros mismos y en donde aprendemos la forma en que los demás reaccionan ante nuestros sentimientos; ahí es también donde aprendemos a pensar en nuestros sentimientos, en nuestras posibilidades de respuesta y en la forma de interpretar y expresar nuestras esperanzas y nuestros temores.

Este aprendizaje emocional no solo opera a través de lo que los padres dicen y hacen directamente a sus hijos, sino que también se manifiesta en los modelos que les ofrecen para manejar sus propios sentimientos y en todo lo que ocurre entre ellos como pareja.

La actitud de los niños hacia la vida, comienza a formarse en los primeros años de vida. Los padres deben de comprender que sus acciones generan la confianza, la curiosidad, el placer de aprender y el conocimiento de los límites que ayudan a los niños a triunfar en la vida. Esta afirmación es avalada por la evidencia creciente de que el éxito escolar depende de multitud de factores emocionales que se configuran antes incluso de que el niño inicie el proceso de escolarización.

Tener padres emocionalmente inteligentes supone una enorme ventaja para los hijos.


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