MIEDO AL PEDIATRA
- Alejandro Amigo (Psicólogo)
- 29 abr 2016
- 4 Min. de lectura

¿Por qué y a qué tiene Miedo?
El Miedo en los seres humanos debe ser entendido como un Mecanismo de Defensa ante situaciones que se escapan del control de la propia persona. Estás situaciones por ser ajenas al sujeto suelen ser desconocidas o peligrosas para el niño en este caso, y su respuesta ante ellas (Miedo) es una simple reacción animal. Mediante el Miedo el niño activa una serie de mecanismos fisiológicos que le permiten llamar la atención de los adultos y mantenerse activos en un nivel alto de alerta. Visto desde este punto de vista, el miedo es un mecanismo facilitador a la hora de que los padres sepan más a cerca de su hijo, es decir, que son aquellas cosas que digamos “controla” y cuales le resultan nuevas, desconocidas, peligrosas, etc… Por ejemplo el miedo a cruzar la calle solo, nos avisa de que el niño aun no está preparado para realizar esa acción por si mismo, bien por que le parece difícil, peligrosa, etc… Como siempre los padres no deben darle mayor importancia a éstos (aunque tampoco ignorarlos) pero si estar atentos a la proporción y al nivel de capacidad del niño ante otras actividades: Es decir, cuando el Miedo es tan desproporcionado que limita al niño en otras actividades cotidianas de la vida como ir al cole, dormir, quedarse solo, etc…
Los Miedos van apareciendo al son que la conciencia del niño se hace mayor. El niño es consciente de que la vida entraña peligros y reacciona mediante el Miedo (con llanto, agitación, etc…) ante fenómenos que el considera arriesgados. Así los miedos en los niños suelen ser estándares, es decir, siempre los mismos en todos o muy parecidos, y aparecer de forma cronológica. Digamos pues, que existen miedos comunes dependiendo del rango de edad que el niño atraviese.
En el tema que nos ataña, el Miedo ante la visita al Pediatra, éste suele aparecer sobre los 3-4 años. En esta etapa de la vida, el pequeño está atravesando una “crisis” de percepción de las identidades. Es común que el niño tenga miedo a ir al médico, pero también esta reacción sea parecida ante personas disfrazadas. Al niño le crea un conflicto interior el pensar que un medico es una persona normal que trabaja de medico. Es decir, su madre, es su madre irremplazable e insustituible, nadie se puede disfrazar de su madre. El médico por su parte es el médico, que va con bata blanca y cura a los enfermos que están “malitos” y se pueden morir. El médico no es una persona normal que trabaja de ese oficio, es médico y punto, igual que las brujas (disfraces o dibujos) son brujas, los ogros son ogros, y los disfraces nada más que el personaje que interpretan. Esta interpretación y el conflicto de identidades le hacen temer a los uniformes y los lugares donde abundan ellos. De ahí viene el pánico a los hospitales y en concreto al médico.
El niño asocia la bata blanca, los aparatos comunes del medico (fonendoscopio, los posters que se suelen tener en consulta) la propia disposición del hospital, las camillas, el color de las paredes, la sala de espera, etc… al malestar que siente cuando está malo, al propio malestar fisiológico que le impide jugar y estar bien, a la agitación que nota en casa por el nerviosismo de los padres, y todo ello con un miedo a la muerte, a desaparecer y perder todo lo que quiere que aparece en los 5-6 años. Es en esta etapa cuando los miedos más comunes son perderse o que los padres no vuelvan, miedo a la sangre, etc…
¿Cómo se debe actuar ante el Miedo?
Como casi siempre en estos casos los consejos sobre como actuar ante estas situaciones son muy generales, ya que cada caso es distinto. Por su puesto no conviene dramatizar en exceso, pero tampoco ignoran y ridiculizar el Miedo, por muy irracional y absurdo que lo veamos. Es aconsejable escuchar al niño, que este nos cuente las razones por las que tiene miedo, que se sienta escuchado y comprendido o simplemente apoyado y protegido ante su miedo. Por lo tanto no debemos de esforzarnos mas en calmar al niño (que no llore) que en comprenderle, escucharle y hacer que se sienta seguro. Hay que intentar que el niño sea cada vez más independiente. Esto no quiere decir, que le soltemos a los leones directamente y lo mandemos a la visita, pero si que vea que estamos ahí para protegerlo pero que el miedo lo supera por el mismo, no porque estemos nosotros alli. Por supuesto, premiarle sus logros es un buen fijador de las metas que se consiguen (con arengas, alabas, etc…). No se debe de comparar al niño con otros niños, eso más que ponerle de ejemplo le deja en evidencia, pone al descubierto sus flaquezas y sus vulnerabilidades, y es muy posible que se frustre al sentirse mas inmaduro que sus “iguales”. El juego, como siempre es un medio facilitador e incorporador a la vida real. Mediante el juego el niño simula situaciones de la vida y deja de dramatizar sobre ellas. Así jugar a los médicos, dejarle al cuidado de un muñeco para que se ponga bien, y en poco rato pueda jugar, son siempre pasos previos a la vida real. Los miedos poco a poco desaparecerán y con comprensión, sentido común y cariño, serán algo pasajero y no se instalarán en la vida del niño.
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