La vida en tiempos de supervivencia requiere mirar con otro prisma, ser menos exigente y comprensivo y sobre todo más empático y positivo. Esto se acentúa aún más en las relaciones de pareja, sometidas a tensión por las interminables horas compartidas, el espacio reducido, la creciente incertidumbre y el incasable trajín de los hijos.
Sin embargo, estamos ante una espléndida oportunidad para desarrollar capacidades emocionales como empatía, superar nuestros miedos.
LA EMPATÍA
La empatía parte de la base de la humildad. Se trata de un ejercicio previo en el que debemos reconocer que uno no puede ver ni saber todo y que no está ni siquiera en el contexto más adecuado para apreciar parte de la verdad. En segundo lugar, debemos armarnos del deseo o la decisión no de juzgar a la otra persona sino de intentar comprender su sentir y lo que necesita. Muchas veces esta simple actitud de conocer en lugar de juzgar hace que la otra persona se tranquilice y nos pueda decir cómo lo está pasando. En esta situación se crea un vinculo de dos, donde ambos salen beneficiados. Pero requiere de entrenamiento que entrenarnos porque la escucha empática no es algo habitual en las relaciones humanas y es siempre bastante más fácil juzgar que intentar comprender.
EL MIEDO
El miedo en el ser humano es absolutamente imprescindible, es un mecanismo de defensa fundamental en la supervivencia del ser humano. El miedo también es físico ya que parte de nuestras estructuras cerebrales se activan al detectar que hay un peligro para nuestra integridad física. Ese peligro puede aparecer en forma de un depredador o de un virus. Por tanto es normal que tengamos miedo. El problema, como en casi todo, está en la dosis. Cuando la dosis de miedo supera un nivel determinado se convierte en pánico. El pánico está generado por la mente y no ayuda a afrontar los desafíos, te detiene y te estanca. "Cuanto más miedo tienes, menos cosas haces. ¿Cómo logran tener éxito otras personas y yo no? La respuesta es con valor: VALOR de enfrentarte a tus miedos porque tu deseo de lograr la META es superior a ellos".
–¿Hay herramientas para evitar el pánico al COVID-19?
"Primero hay que ir al cuerpo. Allí se expresa tanto el miedo biológico como el mental. Cuando se nota que el cuerpo está tenso, la cabeza no rige correctamente y la respiración está alterada, hay que buscar la serenidad física, respirando con tranquilidad y buscando cinco minutos de aislamiento. Si no se serena el cuerpo no se puede serenar la mente, por una serie de mecanismos biológicos. Hay que buscar fuentes fiables en la marabunta de información, para obtener la visión más objetiva de la situación. En tercer lugar hay que plantearse cuál es el paso más efectivo que puedo dar para protegerme y proteger a los demás. Si hacemos esas tres cosas, calmar el cuerpo, buscar fuentes fiables de información y hacernos esa pregunta, dejaremos de darle vueltas a si nos tocará o no nos tocará, cómo acabará o dejará de acabar...Con esto no conseguiremos que la situación se haga fácil, pero sí posible de gestionar. De la otra manera no lo es. Y lo que no queremos ante un desafío de la envergadura de la pandemia es quedarnos encima sin recursos mentales, fisiológicos y anímicos para hacerle frente" Mario Alonso Puig, cirujano, conferenciante y escritor
